jueves, 30 de diciembre de 2010

FELIZ 2011

En el zoo de la  ciudad, los monos están muy tranquilos, ningún humano viene a visitarlos porque ya tienen bastante con los compromisos navideños como para acordarse de ellos.
Están preparando su cena de Año Nuevo.
Eso sí, han pedido al señor director del zoo que les ofrezca como regalo de reyes y un poco antes de la fecha una portentosa y moderna cámara último diseño para acoplarla en la jaula.
Quieren conectarse en directo con las uvas a pie de calle.
Los otros monos desenjaulados, estresados y borrachos son muy divertidos.
Los animalitos perfumados,afeitados  y enfundados en trajes dorado fiesta han preparado ya  sus cucuruchos con sus 12 cacahuetes.
Están frotándose las peludas manos,  este año 2011 va a ser diferente, va a ser el mejor.




Una mona más, os desea un año 2011 lleno de felicidad,  juguemos con el destino para que venga cargado de salud y alegrías para todos.
Gracias a cada una de las personas que han dejado aquí su huella o me han visitado con sus ojos, muchas gracias. 
Un brindis por todos vosotros.
Mejor..., muchos brindis por vosotros,  ¡a por el 2011!



lunes, 27 de diciembre de 2010

Seducción









Elena pidió a Héctor que se desnudase poco a poco para ella.
Él se había perfumado y había escogido los calzoncillos más sexys de las tiendas del centro.
Estaba fantástico.
Comenzó por desabrocharse los primeros botones de su camisa negra dejando que ella admirase ese encantador escote peludo que a Elena tanto le gustaba devorar.
En un inagotable juego de seducción, Héctor puso un pie sobre la cama y ella le pegó un travieso cachete en su adorable culo. Él sonrió satisfecho y ella le premió con un cariñoso pellizco de regalo, por portarse tan bien.
Elena estaba mirándole fijamente, sentada sobre la almohada con un whiskey en la mano, dando profundas caladas a su Winston. Empezaba a ponerse nerviosa, estaba harta de tanta coquetería, necesitaba un poco más de acción.
Cuando Héctor se quedó en cueros y se puso delante de su boca, Elena derramó la copa, dejó caer el cigarro en la moqueta y prendieron fuego juntos a toda la habitación en un juego de absoluto descontrol.

martes, 21 de diciembre de 2010

¿Dónde está el pavo?



En la cena de Nochebuena el pavo se levantó de un salto, acelerado corrió por toda la mesa  con los ojos muy abiertos,  fuera de sí y asustado,  ahora..., ha tomado confianza y anda picoteando miseria tras miseria,  cabeza por cabeza de invitado a invitado.
Los comensales se miran entre sí  recordando..., que el año pasado por estas fechas, también el pavo salió andando y reflexionan, enrojecidos en cava, que para montar el pollo..., queda el resto del año.
Ahora es mejor ir a lo grande, en Nochebuena se monta el pavo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Soy un gorrión de ciudad




Soy un gorrión de ciudad,
mi padre me enseñó
a picotear en tabernas,
a tomarme dos vinos, un cigarro y media vuelta,
a otear el horizonte
y coger rápido el vuelo
guareciéndome al calor...
cuando acecha la tormenta,
a cualquiera canto y bailo por un poco de cariño,
y si tú me quieres bien...
yo te pido muy poquito,
no me cojas por las alas ni me cierres el piquito,
soy un gorrión de ciudad,
no soy pájaro exquisito,
sólo quiero sol y aire
que llevarme a los bolsillos.


Quiero agradecer a Yemaya su gesto de cariño. Su blog es dulce y amoroso, es un placer pasear por él. Las normas no las cumplo, espero que me perdonéis.



Aquí tenéis su enlace, muchas gracias por vuestras visitas y un abrazo para cada uno de vosotros,

http://yemaya-diosadelmar.blogspot.com/2010/12/y-ahora-que.html

viernes, 17 de diciembre de 2010

Triki


"A mi gato le gusta la televisión,
los anuncios más que nada
y los programas de humor.
A mi gato le gusta la televisión,
y cuando sale una guerra
o cuando sale un tostón
pega un salto, bufa un poco
y se esconde en el balcón..."
(Gloria Fuertes, fragmento poema "A mi gato le gusta la televisión")


Candela había enviudado. Tras cuarenta largos años de matrimonio, martirizada por un continuo maltrato psicológico se miraba en el espejo. Ya no era bonita y su cuerpo era ya un deformado saco de recuerdos, siempre ansioso de alimentar su ansiedad a deshora, sobre todo, cuando Fidel pululaba por la casa en busca de enfrentamientos.
Siempre lamentó no haber tenido hijos, su marido siempre la culpó de ser una mujer a medias, un campo baldío y seco,  aunque bien es verdad, que ninguno de los dos fue al médico para encontrar las causas de "su esterilidad". Fidel mantenía que las mujeres habían venido al mundo para tener hijos y cuidar de sus maridos.
La única compañía que tuvo Candela durante siete años fue Triki, un inmenso gato rubio somnoliento cebado a base de amor y comida casera.
Ahora..., Candela le pasa la mano por encima del lomo y el animal se restriega cariñoso en su delantal lleno de migas de magdalenas. Ahora..., Candela le coge y le rasca debajo del hociquillo automáticamente, está desconcertada.
Ahora es libre.
Nadie gritará por prestar toda su atención a Triki. Nadie apartará de una patada al animal haciéndolo resbalar por el suelo.
Ahí, sobre la repisa de una chimenea apagada, se encuentra el oscuro recipiente de cerámica con las cenizas de Fidel.
Candela se dirige a su peludo niño:
-Triki, bonito, mi chiquitín, ahora el amito va a jugar con nosotros. Sí, sí, Triki va a poder escarbar en el cuerpo del amito todo lo que quiera...
Candela se incorpora y vierte las cenizas de su marido en la bandeja de deshechos del animal. Cuando termina mira con ojos chispeantes a su bebé gato. Él, como si supiese entender su mirada, hace uso de la bandeja.
Candela da palmitas como una niña:
-Bien, bien, mi  niño. Ahora mamita limpiará el pis y la caca de Triki en un santiamén. Ahora te pondré arenita nueva y tiraré ésta a la basura.
Cogiendo al orgulloso bichejo del suelo, lo levanta y le planta un gran beso en su orejita derecha. Triki mueve los bigotes sonriente porque sabe que es el rey de la casa.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Rebelión verde


http://www.youtube.com/watch?v=5blGwl3QuqQ


Las plantas del mundo están en rebeldía y han cerrado sus grifos de oxígeno.
Hartas de escuchar los lamentos angustiosos de los bosques derramando su sangre verde a espuertas, clamaron justicia a las hermanas carnívoras y tomaron las ciudades.
Moviéndose como vehículos sin frenos, raíces como pies y manos como hojas, van devorando humano tras humano en fiesta tras fiesta de desenfreno caníbal.
Las plantas carnívoras han transformado la carne engullida en gruesos tallos verdes de sus cuerpos vegetales y ahora el planeta tierra es una deliciosa selva sin humos, ruidos, ambiciones ni guerras.

lunes, 13 de diciembre de 2010

La tienda de los deseos y la mirada











En la esquina de la calle han puesto una nueva tienda donde se venden deseos.




El otro día fui y me compré unas alas nuevas, con ellas podré sobrevolar la ciudad por la noche mientras ruge la tormenta. El cielo gritará en su virgen imperio y los relámpagos furiosos iluminarán las casas en rojo y fuego.



También escogí una misteriosa botella y mientras duermo… la destapo, en ella está el olor y el aire del mar que nunca llega. Cuando la abro ulula el viento de una playa en tempestad, fluyendo, borrando hambriento la grisácea mugre de las negras entrañas de la ciudad.

En una bandeja retirada, había sueños y como sueños que eran estaban durmiendo, apreté unos cuantos y me los llevé al bolsillo roncando. Puse mucho cuidado de no despertarlos antes de tiempo. 


Pero lo que más me gustó fueron tus ojos. La mirada de tus ojos me la llevé al corazón para siempre y cuando la dependienta echó el cierre,  yo... disimulada, eché mano a la mirada y la robé impunemente. Ahí la tengo en un baúl de recuerdos, porque ese trozo de tu alma me lo llevé para siempre. La llave..., la tiré al océano. Y cuando cae la noche y llueve en la ciudad, paseo desesperada y desnuda delante de tu cerradura buscando el indicio de un beso.

viernes, 10 de diciembre de 2010

El hombre de la gabardina




La impasible Hortensia ignoró al hombre de la gabardina aquella noche.  Al amanecer... la luz antojadiza plantó su sexo enfrente del espejo, y vió que su reflejo en jarras, miraba a Hortensita con cara de desprecio y odio desayunando una cerveza amarga.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Eva y Adán


"La nueva criatura de pelo largo me sale al paso a cada momento. No deja de rondarme y de perseguirme. No me gusta, no estoy acostumbrado a tener compañía. Preferiría que se quedara con el resto de los animales...Día nubloso, con viento en el oeste. Creo que tendremos lluvia...¿Tendremos? ¿De dónde he sacado esa palabra?. Ahora lo recuerdo, la usa la  nueva criatura.
(Fragmento Mark Twain, "El diario de Adán y Eva")





Viendo Dios la fuerza del hombre, le otorgó el peso del amor, no confiaba en la mujer. A Dios le pareció que después de crearla a partir de una costilla, no daría muy buen resultado.
Cuando el hombre soportó el peso del amor, se sintió incapaz de sobrellevarlo y le entregó la mayor parte a la mujer quedándose con una pequeña parte.
El hombre fue capaz de amar, y la mujer...fue capaz de amar y hacer milagros con el amor.
La mujer podía crear vida dentro de su vientre.
Ahora Dios entendió que la mujer era una verdadera Diosa capaz de hacer milagros, no sentir ningún peso mientras ama y además pasar inadvertida.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Racionalizando el dolor



"Caminante, son tus huellas,
el camino y nada más;
caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar"
(Antonio Machado)




Tras el incendio devastador, el alma se encontró perdida. Tratándole de convencer, la llevaron al cuarto de un psiquiatra.
Él empezó a racionalizar su dolor y el dolor se convirtió en una sombra que acompañaba al alma a consulta. Entre pastilla y pastilla, no sentía ya el fluir de la sangre.
La sombra hablaba y arrastraba al alma de un lado para otro como en un sueño.
Un buen día, el alma..., resolvió decir adiós al doctor.
Prefirió cruzar las vías del tren sin puente, sin camino, como una loca desatada. Como lo que siempre había sido,  un animal irracional.
La sombra salió de estampida cuando ella se reveló.
Después..., sentada bajo un árbol en un día de sol y buscando sueños entre los tréboles de cuatro hojas, el alma loca se preguntó si había jugado bien la partida buscando su identidad.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Carta de un condenado



"Un ser ardiente, claro de deseos, alado,
quiso ascender, tener la libertad por nido.
Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.
Donde faltaban plumas puso valor y olvido.
Iba tan alto a veces, que le resplandecía
sobre la piel el cielo, bajo la piel el aire.
Ser que te confundiste con una alondra un día,
te desplomaste otros como el granizo grave"
(Fragmento de "Vuelo" de Miguel Hernández)


Por las noches..., cuando estoy en mi celda oscura donde la humedad cala mi cerebro, entonces...me refugio en el calor de las brasas de mis pensamientos. Con la sonrisa blanca de la luna y echado sobre mi esparto, pienso que si muero..., puedo morir tranquilo.  A mi hijo, le dejaré la mejor herencia, la que a mí me dejaron mis padres, no hacer daño a quien nada te hizo, nobleza y luchar de frente. Siempre mirando a los ojos, siempre cuidando al inocente. Le pido a Dios que el destino le coloque en sendas de soles, que el viento le lleve a flores amorosas de pétalos reales, que no se encuentre nunca con ladrones de almas que le roben su alegría de niño...sólo eso pido, echando por mis ojos secos las últimas lágrimas de mi ser consumido en batallas. 
Fui condenado por creer, por amar, por tener ideales y en este mundo en el que anduvieron mis pies, fue un desacierto.
Ahora que estoy en paz con la vida, espero que la muerte me lleve sin sobresaltos, espero su delicioso abrazo de sosiego, quiero que me lleve lejos para dejar de sufrir por sentir.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Mujer Tormenta





"Entonces, en mi niñez, en el amanecer de una muy tempestuosa vida,
se sacó desde cada profundidad de lo bueno y de lo malo,
el misterio que todavía me ata:
desde el torrente a la fuente,
desde el rojo peñasco a la montaña,
desde el sol que alrededor de mí giraba,
en su otoño teñido de oro,
desde el rayo en el cielo
que pasaba junto a mí volando,
desde el trueno y la tormenta,
y la nube que tomó la forma
(cuando el resto del cielo era azul)
de un demonio ante mi vista"
(Edgar Allan Poe)




La mujer Tormenta no puede gesticular cuando el Dolor llama a su puerta,
a la mujer Tormenta le salen chispas rojas por los ojos,
frunce el ceño y el pelo de su piel se eriza como el de una bestia,
resopla mareas de aire y arremolina tempestades alrededor,
nadie es capaz de acercarse a la mujer Tormenta,
hasta el Dolor..., sale espantando con ojos de pavor y sólo regresa a ella...,
cuando está en soledad,
entonces..., la mujer Tormenta choca las nubes con sus manos de agua y...
caen lluvias torrenciales en los rincones de su ciudad,
después..., la mujer tormenta se pierde en el anochecer.

martes, 16 de noviembre de 2010

Cuatro años



"También vio el cuerpo de su hjio y el de su nuera, y un poco más lejos a la niña, envuelta en pañales, con los ojos muy abiertos e ilesa, y a su lado una muñeca, tan grande como ella, pero decapitada por un trozo de metralla..."
(Philippe Claudel)


Todos los meses iba a ver a su marido, le llevaba unas siemprevivas (por aquello del nombre) y tambíén, se proveía de una garrafita de agua y un paño.
Cuando llegaba..., Aurora hacía siempre el mismo ritual. Primero, charlaba con su marido , después le rezaba una oración y por último limpiaba la lápida con dedicación y esmero como si se tratase del cuerpo del mismísimo muerto.
Después, su hijo la llevaba de nuevo a su vieja casa del centro de la ciudad, ya apuntalada y con alguna que otra cucaracha.
Esa mañana iría a ver a su madre, de visita, para variar.
Siempre ocupado en su productora de cine, Eduardo tenía ya una familia propia  con dos hijos que cuidar y un trabajo bien remunerado. Esa mañana era distinta, los vecinos subirían a ver cómo se encontraba su madre. Tendría que causarles buena impresión, pidió ayuda a su mujer para elegir la corbata y se fue para allá.
Cuando llegó, Aurora le estaba esperando. Hacía un mes justamente que no sabía nada de ella. La besó en la frente y con una voz enérgica propuso que se arreglase un poco, él abriría las ventanas para que entrase el aire. El invierno era frío, con mucho viento.
Aurora le miró preocupada:
-Eduardo...¿te has olvidado de la fecha de hoy?, ¿sabes que día es?
Eduardo sacó un regalo del bolsillo de su chaqueta y mirándola orgulloso se lo colocó en las manos agrietadas a su madre.
-¿Te has acordado hijo?.
La anciana lloraba de emoción.
-Gracias hijo, me has leído el pensamiento. ¡Cómo te has acordado de tu madre!.
Apretó el ambientador contra su pecho como el que aprieta algo vivo.
-Mamá,  claro que me acordé, hoy se cumplen justamente cuatro años de tu muerte. He traído el ambientador como prueba de mi amor por ti. Los vecinos cuando suban no notarán el mal olor. Olerá a melocotón, tú reirás y yo llevaré una corbata perfecta.
Aurora sonrió, su hijo lo sabía y además...se había acordado. Llevaba cuatro años muerta.

lunes, 15 de noviembre de 2010

El ángel herido




http://www.youtube.com/watch?v=z-X-MPAfD24&playnext=1&list=PL19A645090C9B7F8C&index=20


En las puertas del infierno ha entrado por casualidad un ángel camuflado, mimetizado en negro,
es un ser inmortal que reparte su alma en dos mundos paralelos,
se quedó arrinconado en la barra de un bar empapándose en llanto y alcohol,
plegó sus alas pues siempre se había avergonzado de ellas.
Los demonios saltaban moviendo sus colas de fuego,
a veces la golpeaban,
¿habéis visto algo más hermoso que unos diablos contentos y rojos bailando en una noche negra de violenta tormenta?
pudo distinguir hasta a un diablo blanco,
muy raros de encontrar en el reino del Hades,
estaba hechizado con filtros de amor
el amor llega incluso hasta al mismísimo averno.
El ángel esperaba a que un demonio negro quemase sus alas convirtiéndola en mortal,
suspiraba y suspiraba,
era el sitio ideal para acabar con el sufrido peso de unas alas enfermas,
Un recuerdo llegó a su mente, el destino que andaba por ahí se lo sopló en la oreja echando humo y aire:
-Almita desangelada, has perdido tu inocencia por un demonio cabrón.

miércoles, 10 de noviembre de 2010



"Margarita, está linda la mar,
y el viento lleva
esencia sutil de azahar.
Yo siento en el alma una alondra
cantar tu acento.
Margarita, te voy a contar un cuento..."
(Rubén Darío)




¿Sientes frío?
ven, cobíjate en mis brazos,
te acurrucaré entre mis pechos
abrigándote a besos,
hoy podemos ser niños inventando juegos.
Haremos barquitos de papel que atravesarán nuestros mares,
mezclando mar con mar de parte a parte,

Seré tu muñeca por hoy, te lo prometo,
podrás desvestirme a tu antojo,
deshaciendo mis lazos,
descosiendo costuras y mis encajes blancos,
quiero que robes mi cuerpo como un pirata malvado
mordiéndome el corazón.

Pondremos cucharitas y platos para el té de los sueños,
sobre manteles de cielos cuajados de rayos de sol
tazas de ardientes consuelos servidas con yemas de fuego,
bebidas de almíbar y fruta ahogando al ansioso deseo.

Esta noche puedo ser ...
una hambrienta princesa
en mi castillo de fuego y tú...
mi príncipe azul,
la soledad me ha cegado,
invéntame sueños,
esta noche amor, creeré  todos tus cuentos.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Perfectamente muerta

"Soy la virgen misteriosa
de los últimos amores,
y ofrezco un lecho de flores,
sin espina ni dolor,
y amante doy mi cariño
sin vanidad ni falsía,
no doy placer ni alegría,
más es eterno mi amor"
(José de Espronceda)





Perfectamete muerta,
aleteo de un pájaro en silencios de hospital,
el destino es un golpe asestado en la nuca.
Quiero filtrarme feliz como el agua en la amorosa tierra,
buscando cuevas donde descansar,
donde sólo entren corrientes de aire melancólicas, inertes, sin voz
fotos recortadas de playas desiertas
playas donde los ecos de las ánimas vayan rumiando soledad,
lodazales de tormentas.
Desangrándome lenta,
desangrarse es un placer,
ahora un río de sangre vacía mis ojos pausado.
Perfectamente muerta.
Soy una tumba anónima que no quiere ser visitada.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Patatas de pasión






Alicia era una mujer muy desgraciada. Nunca había conocido el verdadero amor.
Siempre terminaba sus relaciones exhausta de él, siempre se iba de sus vidas. ¿Por qué?, porque Alicia, aunque es verdad, que tuvo pocos amantes nunca llegó al culmen del amor en la cama.
Sí, ella sabía, podría encontrar quizás una relación sin sexo, un amor puro que rayase el misticismo más absoluto y ser algo así como un ángel;  pero ella sentía tanta curiosidad por aquello, una curiosidad insaciable.
Un mágico día encontró a Carlos. Ambos se enamoraron desde el primer momento y después llegaron los besos y las caricias. Tras algunos meses decidieron iniciar una convivencia juntos. Tampoco Carlos había hecho de Alicia lo que se dice una mujer radiante.
Un buen día Alicia estaba sentada en el sofá con un cigarro y una lata de cerveza en la mano, estaba viendo las motos. Sus piernas estaban extendidas porque Carlos se había preocupado de buscar un escabel para su princesa.
Mientras Carlos barría el salón de la casa ocurrió algo extraño,
De repente, se produjo algo así como un chasquido eléctrico, parecía que procedía de la garganta de Alicia que además se había incorporado y le miraba salvajemente.



http://www.youtube.com/watch?v=imVxloi-na8

 Carlos no era tonto, supo entonces el tipo de mujer con la que estaba librando la batalla.
Sin decir oxte ni moxte, le cogió suavemente de la mano y le llevó a la cocina. Carlos cogió una patata tras otra y con cuchillo en mano peló media docena. La llama del deseo prendió en el sexo de Alicia de una manera incontenible, atroz.
Carlos batiendo huevos, echando sal, friendo. Alicia excitándose, contoneándose nerviosa mientras veía a su amor. ¡Dios mío!, sí, estaba haciendo una tortilla de patata, ¿cómo se le podría haber ocurrido semejante acto de amor?. Cada vez que Carlos le daba la vuelta a la orgullosa tortilla, Alicia se estremecía,  quería ser volteada.
Cuando él acabó de cocinar, el cuerpo de Alicia era una pantanal   y... arrollando a Carlos, tropezándose contra cachivaches varios, se abalanzó sobre él asediándolo contra el fregadero. Después , desnudos en el suelo, juntos como demonios salvajes hicieron el amor una vez tras otra, desenfrenadamente. Alicia y Carlos, Carlos y Alicia repitiendo plato tras plato. Nunca unas patatas fueron tan bien cocinadas, nunca unas simples patatas hicieron tan feliz a una mujer.

martes, 26 de octubre de 2010

Palabra cumplida























"Y cuando me acostaba en su habitación...me veía privado del sueño. No era capaz de descansar allí; en cuanto cerraba los ojos notaba su presencia al otro lado del cristal, o abriendo los paneles y entrando en el recinto de la cama, o incluso recostando su adorada cabeza en la misma almohada que yo"
(Emily Brontë)

La noche caía recubriendo los tejados de la ciudad en naranjas y marrones rojizos, la noche caía enfebrecida para pasar después a cubrir con un velo de sombras todas las prisas del día a día convirtiéndolas en cenizas como los edificios grises que iba dejando tras de sí.
Era una noche fría de otoño. Rubén encendía otro cigarrillo y se adentraba en el laberinto de calles de su viejo barrio. Sonaban sus pasos, ecos fríos de zapatos muertos en baldosas húmedas de soledad.
Después del trabajo iba al bar de su amigo de la infancia, Carlos. Noche tras noche bebía entristecido, recostado sobre la barra en un rincón sombrío, sumando nostalgia y desamor recordaba a María, lamentando sin llorar como se fue, tan rápido, con esa enfermedad. Rubén miraba abstraído el mundo de los demás, embrujado, como un expectador de un televisor sin pantalla.
Después...volvía  a su casa, volvía como narcotizado. Se sumergía en las sombras y a tientas llegaba a su habitación desplomándose borracho sobre la cama.
Echándola de menos, imaginaba a María entre las sábanas, podía hasta sentir su olor a lilas, podía hasta escuchar su tos despertándole en sueños.

Aquella noche cayó como un saco sobre el colchón. Empapado en alcohol y aún vestido se sobresaltó. En el umbral de la puerta estaba María. Sí , estaba seguro. Otra vez soñaba, empezó a reír para sí mismo y se dejó llevar.
Podía oler su olor a lilas, siempre le había saturado un poco ese olor y ahora...lo buscaba como un perro.
María le dijo que siempre estaría con él, que volvería.
Parecía tan real. Ella le desvistió con suavidad mientras le alborotaba el alma con su voz, como echaba de menos su voz. Empezó a besarle con ansia y en vez de labios parecían dos llamas que le herían, que le quemaban. Sus pechos restregándose contra su cara, sus piernas y su cuerpo arqueándose alrededor de Rubén. Le revolvió el pelo echándole la cabeza hacia atrás, lamiéndole el pecho, mordiéndole el vientre. Apretando su cuerpo dentro del suyo.
De repente sintió que aquello no podía parar, casi era una pesadilla de dolor, pero no podía pararlo. El sexo le ardía como si María tuviese cuchillas dentro, se estaba desangrando dentro de ella. Se estaba desvaneciendo entre el placer y un terrible sufrimiento. María a besos, María hablándole, María amándole, María masticando hasta su último aliento, hasta su último jadeo.

A los tres días, en la oficina se preguntaron dónde estaba Rubén. 
Cuando la policía entró en el destartalado apartamento, se encontraron a Rubén muerto boca arriba y desnudo sobre su cama. Todo apuntaba a muerte natural. Sin embargo, nadie podía explicarse la formidable sonrisa de Rubén y el olor a lilas, casi asfixiante, que emanaba toda la habitación.

Muchos abrazos

                                                                                               

                                                                             

miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Qué pensáis?

He pasado por un blog muy atractivo http://blackintheblack.blogspot.com/, con unas imágenes preciosas, me he inspirado en él.  La propietaria siempre elige unas fotografías con mucha fuerza  y con unos rojos que en vez de imágenes parecen piruletas, dan ganas de comerse las rosas .

Una foto y una frase, sin más. No voy a hacer comentarios, me importan los vuestros. ¡Ahí va !, total libertad. Muchos abrazos .





Mmmmm, ¡eres tan hermoso que te devoraría hasta hartarme...!






Mmmmm, ¡eres tan hermoso que no me voy a hartar jamás de devorarte!

jueves, 14 de octubre de 2010

Llueve en la ciudad

"Las únicas personas que me agradan son las que están locas: locas por vivir, locas por hablar, locas por ser salvadas" (Jack Kerouac)







Llueve en la ciudad. El agua despeja las cabezas que giran volando en círculos al cobijo de sus puertas, somos un enjambre de abejas en la ley de la gravedad. Los ojos grises me miran somnolientos, entrecerrados párpados de luces amarillas, interiores inciertos.


Y sigo andando buscándote en la ciudad.


La garganta es una hoguera de tabaco y la cabeza un pájaro enfermo que remonta nubes de tormenta.


Arco iris de gasolina en las calzadas cuando llueve en la ciudad


Tú tienes que saber encontrarme porque tú eres yo, un fantasma de obsesión acechando en mi cama encharcándome en dolor.


El olor de los bares es el único testigo de mi locura en el vuelo, quiero diluírme en el vaso ahogándome en tu humo espeso, caer en el desvarío mientras llueve en la ciudad.


Oscurece en violetas y mis pies siguen andando buscando al muerto, le veo sentado junto a fuentes herrumbrosas, en los paseos de sombras, en las paradas del metro.


La lluvia removiendo con sus dedos las hojas del otoño en el agua del deseo. Recuerdos sepias sumergidos en coñac.


Miro al rincón donde nadie mira, cuento las baldosas brillantes y recuento los papeles del suelo mientras quemo cigarrillos, nadando en torbellinos de tijeras afiladas mientras llueve en la ciudad.


Caleidoscopio de alcohol inundando mil tristezas. Forrándolas, mutándolas, envolviéndolas en papel de color. Pero yo sé, seguro que sí, que sigue lloviendo en la ciudad.

sábado, 9 de octubre de 2010

Lluvia de otoño

http://www.youtube.com/watch?v=8SbUC-UaAxE&ob=av2e

Con los restos del naufragio que me quedan voy a hacer un collar de besos para ahogarte en amor esta noche. Deja tu puerta abierta y entraré en silencio hasta llegar a tu playa como un barco de papel.
Barco empapado en mareas. Revolveré tu pelo entre mis piernas, contaré cuentos de olas a tu nuca, comeré la sal de tu cuerpo hasta hacerte enloquecer.
Quiero llover en tu desierto, déjame inundarte en sueños entre mis pechos de agua, deja jugar a tu lengua rompiendo el reloj de arena sobre mi piel.
Esta noche , ten valor, adéntrate en la tormenta desarmado y desnudo para mí.

viernes, 1 de octubre de 2010

Reflejos de mi ciudad II

Historias reales de una calle cualquiera.
La calle de La Manzana es una serpentina de humo, voces y colores. Escojamos el número 37.
 Allí, como en tantos otros hogares de la ciudad, las vidas de los vecinos siguen su curso apilándose unas encimas de otras como cromos. Como si niños caprichosos echasen una partida, siempre habrá vencedores y vencidos. Cromos de jugadores arrojados contra la pared de la terca lucha diaria.


 En el cuarto piso vive Berta. Es una solterona con largos rizos negros ahuecados a diario a base de sesión de rulos. Trabajadora incansable de la antigua telefónica se había pasado sus días conectando otras vidas. Cuando llegaba a casa, cuidaba de madre y gato con dedicación absoluta.
 Ceferino era un gato sobrealimentado por cariño y bolitas de pescado.
 Cuando murieron madre y gato. Berta, en un acto de desesperación, reformó su piso y de paso su cabeza.
 Era una mujer muy poco agraciada que usaba medias incluso en verano. Su cara la chapeaba con unos buenos coloretes y labios marrón oscuro, a juego, unas buenas gafas de pasta. Decía entonces que...Berta, un buen día, salió de su casa abierta al mundo que nunca había conocido y se subió a un inmigrante cubano que encontró desarbolado por la calle. El amor duró unos meses pero fueron suficientes para que la vieja Berta se quitase las medias en verano para siempre.


 Vayamos a la buhardilla del 37.
 Allí viven tres personas. Marido, mujer y amante.
 El marido sube a diario un buen arsenal de botellas de vino. Digamos que José, así se llamaba, se conformaba con los restos del amor que quedaba. Su mujer, Nines, estaba loca desde que nació. Cuando era joven recibió estoicamente en su cuerpo chorros de descargas eléctricas que nunca le pusieron en su sitio. Por eso, cuando llegaba la primavera, se  ponía a cantar por la ventana sin importarle horario ni público.
 El amor de estos tres duró muchos años hasta que José fue ingresado en un centro para mayores.
 El amante, que no tenía ya quien le atendiese ni subiese la compra, murió en un rincón de la buhardilla.
 ¿Y la pobre loca?...Nines había perdido la visión desde hacía tiempo y además estaba enferma. Se dejó morir en una cama de hambre y sed, nunca pidió auxilio porque había perdido a su amor.
 Cuando el olor a verdura podrida y agria se fue deslizando como una viborilla rellano a rellano, los vecinos se percataron de la muerte de Nines y el amante.


  Portería del 37.
  Allí viven tres generaciones. Madre, abuela y niño. El pequeño tiene problemas de oído, El padre no quiso saber nada de la criatura, típica frase tan oída.
 La madre es una desgraciada que busca amor y remiendos económicos en cualquier parte donde encuentra un mínimo de calor.

 Otro descansillo. El tercero.
 Allí están Laura y Ricardo. Ricardo es un marido trabajador, cariñoso y protector. Laura es tan buena que no parece de este mundo. Consagraron toda sus vida a sus cuatro retoños que demandaban amor a todas
horas como polluelos gritoncillos.
 Con el paso de los años, las paredes de su hogar se convertirán en una prisión para su libertad. Aunque siempre reían, aunque eran felices con sus hijos.


 En el segundo viven dos féminas amantes.
 Una de ellas es enana y la más grande aprieta sus manos regordetas por la calle cuando habla más de la cuenta, cuando la enanita dice algo indebido. Aprieta hasta hacerle gritar. Están engoladas en naftalina y ropa de paño severas.
 Nadie sabe nada de ellas. Horquilla de la sociedad. Sshhhhhhhh. dejémoslas.
 Cierro con llave la vieja puerta del segundo.


 Queda la historia del primero. Es una historia que viaja en el tiempo, es anterior a todas. El inquilino no vivía con los demás. No se conocieron.
 Alberto estaba enamorado de Sofía. Tras una corta relación de novios, ella le dejó.
 Sofía se convierte entonces en una obsesión. Los minutos, horas y días de Alberto pertenecen a Sofía.
 Un amor imposible, un sufrimiento que nadie comprende. Una locura, un delirio.
 Un día Alberto decidió llamar a sus familiares más allegados para despedirse. Después, a las tres horas más o menos, se arrojó a las vías del metro.
 Eso pasó hace mucho...mucho  tiempo, en esta ciudad.
 En esta ciudad la vida, a veces, es incoherente.
 En esta ciudad ya nadie se acuerda de Alberto ni de su historia de amor.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El guerrero


"Pin Pon era un muñeco, muy guapo y de cartón, de cartón. Se lava la carita con agua y con jabón, con jabón. Se desenreda el pelo con peine de marfil y aunque se da tirones no grita y dice ¡uy!, dice ¡uy!. Y cuando las estrellas comienzan a salir, a salir. Pin Pon se va a la cama, se acuesta y a dormir, a dormir"
(Canción infantil)


Andrea había visto ese muñeco en la juguetería de José hacía muchos años, después desapareció. Su mamá no se lo había comprado porque era una guerrero con un puñalito, hacha, abalorios de hueso y hasta un traje de piel deshilachado. Pero...era fabuloso.
Andrea se imaginaba pequeña como él. Le contaría sus secretos, se sentaría a su lado y abriría su cajita de latón. Le enseñaría sus cromos, su pequeño pintalabios desgastado de mami, sus cuentos y también la foto de su papá.
Su papá también fue un guerrero. Noble, bello y con una sonrisa que derribaba murallas.
No podría encontrar otro compañero de juegos mejor que él. Mamá vió que su niñita lloraba sin parar y con mucho, mucho esfuerzo salió a patearse entera la ciudad. Al final encontró al guerrero.
Estaba allí, en la juguetería de al lado, pero no le había visto.
Andrea no se lo pudo creer cuando vió el paquete, con lazo rojo y todo. Mamá le dijo que no tenía nada más que unos minutos para jugar con él. Las perritas no le habían llegado y le prometió a José, el tendero, que lo devolvería pronto. Era carísimo aquel pequeño.
Bueno, menos es nada, se dijo la nenita. Unos minutos de recuerdos con aquel juguete no tenían precio ni cambio por todos sus juegos juntos.
Éste tenía sangre, estaba segura. Podría alzarle y abrazarle como a ningún otro. Peinarle, lavarle, ordenar sus cositas del maletín y sobre todo, contarle sus miedos. Un guerrero sabría como curar sus pesadillas.
Estaba fascinada.
Desenvolvió el paquete con movimientos de lagartija y allí estaba. Era majestuoso, de perfecto molde, brillaba.
Entonces el muñeco habló y Andrea sin pestañear se quedó escuchándole.
-¿Qué haces ahí niña vulgar?. ¡Venga!, sácame de este cartón que tengo mucho calor. Voy a deleitarte unos minutitos. Tengo mucho trabajo que hacer, me esperan muchos mocosos bobos como tú.
Andrea se quedó boquiabierta.
El guerrero empezó su espectáculo. Maniobró con su hacha y una cuerda trepando por los dedos, el brazo y llegando hasta su pecho. La niña empezó a sangrar abundantemente con la escalada. Sin duda, quería llegar a su corazón para herirlo un poco más de lo que ya lo había hecho. Abriendo las carnes una y otra vez con su metal.
El muñeco reía y Andrea estaba asustada.
-Eres una niña imbécil. ¡Tralarí!, ¡tralará!. Mis heridas probarás, no te puede escapar.
De repente se dió cuenta de su tamaño. Cogió al muñeco que gritaba pataleando y le puso un trocito de celofán en la boca, para que dejase de decir tonterías, sujetándole las manos con un bramante. Lo metió en su casita de cartón, y después, al lado de él; puso una muñequita bailarina de porcelana. De esas que se rompen y que no tienen vida. Por primera vez vió asomar una sonrisa en los ojillos perversos de la pequeña criatura. Ya tenía compañera de viaje.
Después llamó a su mamá para que se llevase el paquete lejos, muy lejos.
Pasó mucho, muchísimo tiempo y fue a verle al escaparate. En efecto, como había pensado, él estaba allí.
La tienda estaba abandonada y entró sin dificultad. El guerrero estaba cubierto de polvo y sin hacha. Su cuerpo, roto en cuatro pedazos. No tenía lustre. Era un trocito de plástico con cuatro pelos.
Se lo llevó a su casa. Pegó con cuidado los trocitos, le pasó un algodoncito por el cuerpo para quitarle los tiznajos. Le hizo un trajecito de piel nuevo, cortó un mechoncito de su propio cabello y lo pegó con cola en la cabecita de él dejando sus manos vacías.
Terminó, ajajá, ahora volvía a ser hermoso. Después lo metió en su cajita de latón arropándolo con un trapito limpio de colores. Ahora era un recuerdo naranja y hermoso en su cabeza, lleno de densidad y de luz,que dormiría todas las noches bajo su cama.
Abrió la ventana, respiró la noche y miró a las estrellas, habló entonces con su papá. El único guerrero resplandeciente de su vida.

domingo, 22 de agosto de 2010

La monjita Magdalena

"Llevaba en la mano una larga espada de oro, cuya punta parecía un ascua encendida. Me parecía que por momentos hundía la espada en mi corazón y me traspasaba las entrañas y, cuando sacaba la espada, me parecía que las entrañas se me escapaban con ella y me sentía arder en el más grande amor de Dios. El dolor era tan intenso, que me hacía gemir, pero al mismo tiempo, la dulcedumbre de aquella pena excesiva era tan extraordinaria, que no hubiese yo querido verme libre de ella"
(Santa Teresa de Jesús)

La monjita Magdalena hastiada de tanto encierro salió como fiera posesa a por el cura del pueblo.
Ella estaba enamorada del bigardo padre Anselmo, mozo galán y vicioso que ya se había montado a la mitad del Cencerro.
Enséñame hija la tetilla toda blanca, a ver si elaboras los dulces como haces las mamadas. La monja ruborizada tras cuatro lustros castrada quedose impresionada al ver tan lustroso miembro.
¡Uy padre Anselmo!, ¡Uy Padre Anselmo!
Aferrose al cura loca y después a su afamada verga llevándosela a la boca como si fuera merienda. Una vez tras otra, una vez tras otra.
Entonces conoció a Dios en cada hincada de polla levitando por el cielo toda roja y extasiada.
En acto de contricción y ya toda avergonzada, harta de leche y estoque, se lo hizo saber todo a la monja superiora.
Sor Felisa, toda tiesa, quiso probar el invento y así fue como Anselmo se tiró a todo el convento.
A tanto conejo metió que sin balas se quedó.
Esta es la histora de Anselmo, el padre de polla prieta, que por caer en lujuria acabó sin arma erecta.

sábado, 7 de agosto de 2010

Fantasía

La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
(Rubén Darío)
El desván estaba como lo había dejado. Libros polvorientos se apilaban en columnas desafiando el equilibrio de años, un tocadiscos matusalénico sin aguja, muebles acristalados con fotos grimosas en blanco y negro. Todos ellos, testigos cariñosos de tantos secretos de la niñez.
La Princesa se sentó debajo de la ventana donde otras muchas veces había leído sus cuentos. Esperaba al Duende. ¿Estaría allí?. Había soñado muchas noches con él.
El Duende estaba allí observándola detrás de los cachivaches varios que dormían cabizbajos en la melancólica luz de la tarde.
La Princesa tenía un cuento entre sus manos, lo depositó al lado de sus piernas y empezó a bajarse los tirantes de puntillas de su vestido blanco. Sus pechos groseros quedaron al descubierto.
El Duende seguía mirando. Siempre le habían recordado a dos bollos colmados de leche caliente, desayunos empapados en verano con el ruido del río detrás.
Seguía preguntándose La Princesa si el duende seguiría su juego. Ahora...pudo olerlo y una marea violenta empezó a golpear su pecho.
Comenzó a surcar con el dedo las capas de polvo del suelo de madera haciendo dibujitos de amor para su Duende, esperándole. Se subió la falda impoluta hasta su cintura y cerró los ojos tumbada, flotando.
El Duende salió y se puso encima de La Princesa besándola la frente y la boca, susurrando. Ella estaba loca oliéndolo, El Duende olía a árboles y tierra mojada. Sus manos eran rugosas ramas que arañaban su piel acariciándola e hiriéndola.
El Duende empezó a mamar sus pezones chupándolos con rabia como si tuviesen algo caliente que ofrecerle. Era aún más bello cuando hacía ese gesto. Después paseó sus manos entre sus piernas. Ella estaba empapada y él la penetró. La Princesa gritó de dolor, el miembro del duende estaba cubierto de escamas verdes que se abrían furiosas en cada envite de amor. Un fuego antológico abrasó sus labios que lloraban sangrando la pasión. El Duende pegó cuatro lametazos profundos a la flor y después otros cuantos hasta aliviar el dolor hermoso de La Princesa.
La Princesa, por cierto, quedó muy abatida y ...entonces, el picaruelo se incorporó de un brinco y puso su sexo enhiesto cerca de su boca hambrienta de princesa.
La Princesa olió su resina, tocó sus nudos de madera y metió al Duende en su boca avariciosamente como una niña que come un dulce a escondidas. Le succionó varias veces hasta dentro, el hermoso Duende echaba su cabeza hacia atrás sudando el gesto. ¡Dios!, apretando, masticando, la savia de todo su tronco concentrándose a borbotones y saliendo con furia en la garganta de La Princesa.
La Princesa era feliz con su regaliz en la boca que seguía estrujando hasta la saciedad.
Cuando terminaron, el aire vertía sábanas de hojas verdes sobre sus cuerpos, olían a tormenta en el mar. Cuando acabaron, se abrazaron en un borrón de acuarelas de colores, sabían a manzanas de caramelo y algodones de azúcar.
Después, mucho después del abrazo, se despidieron hasta otra vez.
La Princesa salió de la casa y guardó su vestido arrugándolo en la mochila, parecía increíble que aún sirviese después de veinte años.
El Duende se quitó la resina del cuerpo a duras penas y siguió pensando en ella mientras preparaba un nuevo lienzo, estaba inspirado.
Ella también pensó en su duende cuando subió al tren. Apoyó la cabeza sobre el cristal de la ventana y pasó la lengua por sus labios relamiéndose. ¡Aún sabían a magia!