viernes, 1 de octubre de 2010

Reflejos de mi ciudad II

Historias reales de una calle cualquiera.
La calle de La Manzana es una serpentina de humo, voces y colores. Escojamos el número 37.
 Allí, como en tantos otros hogares de la ciudad, las vidas de los vecinos siguen su curso apilándose unas encimas de otras como cromos. Como si niños caprichosos echasen una partida, siempre habrá vencedores y vencidos. Cromos de jugadores arrojados contra la pared de la terca lucha diaria.


 En el cuarto piso vive Berta. Es una solterona con largos rizos negros ahuecados a diario a base de sesión de rulos. Trabajadora incansable de la antigua telefónica se había pasado sus días conectando otras vidas. Cuando llegaba a casa, cuidaba de madre y gato con dedicación absoluta.
 Ceferino era un gato sobrealimentado por cariño y bolitas de pescado.
 Cuando murieron madre y gato. Berta, en un acto de desesperación, reformó su piso y de paso su cabeza.
 Era una mujer muy poco agraciada que usaba medias incluso en verano. Su cara la chapeaba con unos buenos coloretes y labios marrón oscuro, a juego, unas buenas gafas de pasta. Decía entonces que...Berta, un buen día, salió de su casa abierta al mundo que nunca había conocido y se subió a un inmigrante cubano que encontró desarbolado por la calle. El amor duró unos meses pero fueron suficientes para que la vieja Berta se quitase las medias en verano para siempre.


 Vayamos a la buhardilla del 37.
 Allí viven tres personas. Marido, mujer y amante.
 El marido sube a diario un buen arsenal de botellas de vino. Digamos que José, así se llamaba, se conformaba con los restos del amor que quedaba. Su mujer, Nines, estaba loca desde que nació. Cuando era joven recibió estoicamente en su cuerpo chorros de descargas eléctricas que nunca le pusieron en su sitio. Por eso, cuando llegaba la primavera, se  ponía a cantar por la ventana sin importarle horario ni público.
 El amor de estos tres duró muchos años hasta que José fue ingresado en un centro para mayores.
 El amante, que no tenía ya quien le atendiese ni subiese la compra, murió en un rincón de la buhardilla.
 ¿Y la pobre loca?...Nines había perdido la visión desde hacía tiempo y además estaba enferma. Se dejó morir en una cama de hambre y sed, nunca pidió auxilio porque había perdido a su amor.
 Cuando el olor a verdura podrida y agria se fue deslizando como una viborilla rellano a rellano, los vecinos se percataron de la muerte de Nines y el amante.


  Portería del 37.
  Allí viven tres generaciones. Madre, abuela y niño. El pequeño tiene problemas de oído, El padre no quiso saber nada de la criatura, típica frase tan oída.
 La madre es una desgraciada que busca amor y remiendos económicos en cualquier parte donde encuentra un mínimo de calor.

 Otro descansillo. El tercero.
 Allí están Laura y Ricardo. Ricardo es un marido trabajador, cariñoso y protector. Laura es tan buena que no parece de este mundo. Consagraron toda sus vida a sus cuatro retoños que demandaban amor a todas
horas como polluelos gritoncillos.
 Con el paso de los años, las paredes de su hogar se convertirán en una prisión para su libertad. Aunque siempre reían, aunque eran felices con sus hijos.


 En el segundo viven dos féminas amantes.
 Una de ellas es enana y la más grande aprieta sus manos regordetas por la calle cuando habla más de la cuenta, cuando la enanita dice algo indebido. Aprieta hasta hacerle gritar. Están engoladas en naftalina y ropa de paño severas.
 Nadie sabe nada de ellas. Horquilla de la sociedad. Sshhhhhhhh. dejémoslas.
 Cierro con llave la vieja puerta del segundo.


 Queda la historia del primero. Es una historia que viaja en el tiempo, es anterior a todas. El inquilino no vivía con los demás. No se conocieron.
 Alberto estaba enamorado de Sofía. Tras una corta relación de novios, ella le dejó.
 Sofía se convierte entonces en una obsesión. Los minutos, horas y días de Alberto pertenecen a Sofía.
 Un amor imposible, un sufrimiento que nadie comprende. Una locura, un delirio.
 Un día Alberto decidió llamar a sus familiares más allegados para despedirse. Después, a las tres horas más o menos, se arrojó a las vías del metro.
 Eso pasó hace mucho...mucho  tiempo, en esta ciudad.
 En esta ciudad la vida, a veces, es incoherente.
 En esta ciudad ya nadie se acuerda de Alberto ni de su historia de amor.

21 comentarios:

  1. Me gustaron todas y cada una de tus historias; en especial la de las 3 personas: marido, mujer y amante ;)
    De todas formas; cada una guarda su atractivo !
    Un beso o 2 !

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  2. Supongo que estos Ojos negros, no verdes ni marrones ni azules, ven historias oscuras tan bien narradas y recreadas que consigues que se tornen claras y tus ojos se vuelvan brillantes y luminosos...

    Me gustaron todas tus historias, vidas anónimas de personas corrientes, que podríamos ser cualquiera, ¿quien no ha pensado que estar en casa con sus hijos le quita libertad?¿quien no ha deseado alguna vez que una brisa repentina renove todo el aire interior? ¿quien no ha sentido la presión de la mano de su pareja, mientras daban un paseo?... y habría más preguntas.

    saludos.

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  3. Gracias Eleanor, reales como la vida misma. Gracias por venir. Un beso o 2!
    Es muy interesante ver la vida de otras personas. En el fondo, pienso que todos tenemos los mismos sentimientos aunque a veces parezcamos tan diferentes. Muchas gracias por venir Lemaki. Besos.

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  4. parece la rue pecerbe...y es que hay tantas situaciones de puertas hacia dentro que desde fuera no nos cabe en la imaginación

    besos

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  5. Jajajaja, muy bueno! y tanto Noelplebeyo. Gracias por venir. Besos.

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  6. Hola ojosnegros, gracias por tan bellas palabras, gracias también por tu coemntario y visita a mi blogg, por mi parte he regresado para quedarme, dónde mejor..? pasa buena tarde,gracias, besos.

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  7. Gracias a ti por tus palabras y por quedarte. Lo mismo te digo. Besos.

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  8. Es verdad que cada casa es un mundo y detras de esas ventanas hay historias que merecen ser contadas.
    Algunas mas interesantes que otras, pero din duda con un toque misterioso todas ellas.

    besitos

    VeroniKa

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  9. Me gusta lo del toque misterioso Verónika.
    Un abrazo.

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  10. Lo que es yo...vivo en una casa grande, frente a mi casa hay una plaza y todo parece un pueblo fantasma, cada uno vive su vida, son todos politicamente correctos, poco amistosos y diría yo también con mi afán de prejuiciar ...ambiciosos, qué pensaran ellos de mi====
    me da igual jajaja.
    Besos par ati, muy buen post.
    mar

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  11. Lo importante es que cada uno viva su vida Mar. Tener vecinos así es una suerte hoy en día. Muchas gracias por venir. Besos.

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  12. Ojitos, de las historias voy a decir que me encantaron todas, pero voy a destacar tu manera de enlazarlas. Parecerán sueltas pero tienen un hilo conductor que es el amor y lo muestra en distintas facetas

    podrás decir oscuras, crueles o reales, yo digo que son historias de amor

    te dejo un beso enorme, me gustó muchísimo este posteo

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  13. Tienes razón Laura, el amor es el hilo conductor. Siempre, el amor. Muchas gracias por estar ahí. Muchos besos para ti linda.

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  14. Tu historia me recuerda a un libro que leí hace poco " la imperfección del amor ", aunque no se parece en nada, me ha gustado mucho tu relato, volveré a visitarte con mas tiempo.
    Un abrazo

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  15. No lo conozco, me voy a informar. Muchas gracias por venir Chus, me ilusiona que te guste. Besos.

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  16. La calle de la Manzana, el fruto prohibido. Está claro que la vida no es un valle de amapolas. No está mal que de vez en cuando, en vez de compararnos con los más poderosos, nos acerquemos a aquellos que habitan a escasos metros.

    Besosssss.

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  17. Los poderosos suelen ser muy irreales y muy aburridos. No me interesan. Me identifico mucho más con mis vecinos de arriba.
    Muchas gracias por venir Aniki.
    Besos.

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  18. Esta ciudad, y cualquier otra, absorben historias y hasta vidas por segundo, miles de momentos, sentimientos, traiciones, amores, nacimientos y renacimientos que se perderian en el limbo de no ser por cronistas, excelentes narradores como tu, que dan a conocer la historia tan cerca que casi se puede sentir la temperatura del edificio.

    Menos mal que no todas las historias se pierden, muchas no merecerian ese final.

    Besote Ojoslindos!

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  19. Eres un encanto, ya quisiera yo narrar historias tan sensuales como las tuyas, esas sí que tienen temperatura, jajaja. Muchas gracias guapísimo. Besos.

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  20. Eres muy modesta, ya un dia nos diste un vistazo de como escribirias sensualidad, y me encanto, sere el primero en la fila para leer si vuelves a escribir asi, como eres de observadora y la forma en que narras, encajarias perfecto en muchos estilos.

    Besote modesta, digo, Ojos lindos!

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  21. La verdad es que ma da igual escribir bien o mal, me conformo con transmitir algo a personas mágicas como tú que pasan por aquí. Muchas gracias por leerme. Un abrazo.

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