lunes, 1 de noviembre de 2010
Patatas de pasión
Alicia era una mujer muy desgraciada. Nunca había conocido el verdadero amor.
Siempre terminaba sus relaciones exhausta de él, siempre se iba de sus vidas. ¿Por qué?, porque Alicia, aunque es verdad, que tuvo pocos amantes nunca llegó al culmen del amor en la cama.
Sí, ella sabía, podría encontrar quizás una relación sin sexo, un amor puro que rayase el misticismo más absoluto y ser algo así como un ángel; pero ella sentía tanta curiosidad por aquello, una curiosidad insaciable.
Un mágico día encontró a Carlos. Ambos se enamoraron desde el primer momento y después llegaron los besos y las caricias. Tras algunos meses decidieron iniciar una convivencia juntos. Tampoco Carlos había hecho de Alicia lo que se dice una mujer radiante.
Un buen día Alicia estaba sentada en el sofá con un cigarro y una lata de cerveza en la mano, estaba viendo las motos. Sus piernas estaban extendidas porque Carlos se había preocupado de buscar un escabel para su princesa.
Mientras Carlos barría el salón de la casa ocurrió algo extraño,
De repente, se produjo algo así como un chasquido eléctrico, parecía que procedía de la garganta de Alicia que además se había incorporado y le miraba salvajemente.
http://www.youtube.com/watch?v=imVxloi-na8
Carlos no era tonto, supo entonces el tipo de mujer con la que estaba librando la batalla.
Sin decir oxte ni moxte, le cogió suavemente de la mano y le llevó a la cocina. Carlos cogió una patata tras otra y con cuchillo en mano peló media docena. La llama del deseo prendió en el sexo de Alicia de una manera incontenible, atroz.
Carlos batiendo huevos, echando sal, friendo. Alicia excitándose, contoneándose nerviosa mientras veía a su amor. ¡Dios mío!, sí, estaba haciendo una tortilla de patata, ¿cómo se le podría haber ocurrido semejante acto de amor?. Cada vez que Carlos le daba la vuelta a la orgullosa tortilla, Alicia se estremecía, quería ser volteada.
Cuando él acabó de cocinar, el cuerpo de Alicia era una pantanal y... arrollando a Carlos, tropezándose contra cachivaches varios, se abalanzó sobre él asediándolo contra el fregadero. Después , desnudos en el suelo, juntos como demonios salvajes hicieron el amor una vez tras otra, desenfrenadamente. Alicia y Carlos, Carlos y Alicia repitiendo plato tras plato. Nunca unas patatas fueron tan bien cocinadas, nunca unas simples patatas hicieron tan feliz a una mujer.
Publicado por
Ojosnegros
en
16:16
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mmmm a sí quiero un cocinero...así todo tiene un rico sabor.
ResponderEliminarBesos para ti, muy buen post.
mar
y creo que vamos a tenernos que poner todos a cocinar....besos muy buen relato, creativo y con fuerza. besos
ResponderEliminarhttp://el-ser-bohemio.blogspot.com/
http://mi-adn.blogspot.com
Quiero alguien que me cocine así de rico... ;)
ResponderEliminarMe dio hambre ! je !
Un beso o 2 !
mmmm... me encanta la tortilla de papas!
ResponderEliminarpero quiero un cocinero!
qué buen relato!
un beso*
Excelente.
ResponderEliminarÁcido e ingenioso.
Ironía de la fina.
Besos.
Excelente. ¿Que era entonces lo que necesitaba esta dama?, ¿intercambiar los papeles cotidianos?, ¿Tal vez ve que su chico era capaz de compartir las tareas diarias de casa y no comportarse como un machista más?
ResponderEliminarEn cualquier caso, excitante.
Un abrazo.
Yo quiero llegar asi .... quiero un hombre asiiiiiiiii! jajaja. genial, agudisimo. Bicos
ResponderEliminarjajajaja.bueno yo que hago unas tortillas exquisitas me van a saber a mejor a partir de ahora...anda que si incluye guisantes o pimientos
ResponderEliminarbuenísimo
Apaaaaaaaaaaaa!!!
ResponderEliminarEso si que es darle pasión a una relación...
La base estaba en la cocina... y vaya tortilla de amor se han hecho en cada rinconcito...
Realmente genial... ingenioso y maaaaaaaaaravilloso!!!
Besos a tu alma cielo!!!
Si el problema es hacer una tortilla...mañana hago una.Saludos.
ResponderEliminarEn este mismo momento se me antoja tener sexo con mi pareja en el suelo frio y que me prepare una tortilla de papas para comernosla luego =)
ResponderEliminarOrgasmos y tortillas!
eso es lo que yo llamo ponerle una cuota de imaginación y deseo a la cotidianeidad
ResponderEliminarme encantó, no creo que vuelva a mirar una tortilla de papas sin acordarme de tu posteo, con todo lo que implica, obvio
besos
Buen relato imaginativo y alentador,amiga.
ResponderEliminarEso es crear y recrear la vida.
Te dejo mi gratitud y mi felicitación.
Y mi abrazo inmenso.
M.Jesús
Ojala todos tuviéramos la imaginación del tal Carlos... Muy bueno e ingenioso.
ResponderEliminarBesossss.
Diantres, no me atrevo a cocinar algo tan complicado como una tortilla, pero mañana mismo comprare un pollo asado y lo calentare en el microhondas...
ResponderEliminarA ver que pasa...
Saludos, amiga...
Me encantóóóóóó...mañana tortilla de patatas y olé.
ResponderEliminarBuenísimo tu relato.
Besotes.
Muchísimas gracias. Me encantan los comentarios, me han hecho reír mucho. Muchos besos.
ResponderEliminarPues mira que mezclar comida y sexo es riquisimo, pero nunca me habia puesto a pensar en las patatas asi de afrodisiacas, debere probarlas, ya me voy a comprar un kilo.
ResponderEliminarY no se en que estaria pensando, pero vi la imagen de esta entrada, y lo primero que vi (como visto desde arriba) fue un trasero sobresaliendo del agua, te compro esa patata Ojoslindos!